Los japoneses conmemoraron este martes el bombardeo atómico de la ciudad de Nagasaki, sudoeste de Japón, que hace 71 años destruyó la ciudad y causó la muerte de 74.000 personas.
A las 11.02 horas local (02.02 GMT), la hora exacta en que estalló la bomba el 9 de agosto de 1945, tres días después del bombardeo atómico contra Hiroshima, sonó una campana y los habitantes de Nagasaki observaron inmóviles un minuto de silencio.
En presencia de representantes de decenas de países, el alcalde de la ciudad, Tomohisa Taue, evocó la visita histórica efectuada en mayo pasado por el presidente Barack Obama a Hiroshima.
Hasta ese momento ningún presidente estadounidense había visitado ninguna de las dos ciudades destruidas por las bombas atómicas de Estados Unidos hacia el fin de la guerra.
«Con su visita, el presidente mostró al mundo la importancia de ver, escuchar y sentir las cosas» directamente, dijo Taue.
El alcalde de Nagasaki, que se opone a la política de Defensa del actual gobierno, que refuerza a las Fuerzas Armadas japonesas, fustigó las «contradicciones» de Japón.
Japón «propone la abolición de las armas nucleares, pero al mismo tiempo se recuesta en la disuasión nuclear» a través de su alianza con Estados Unidos, dijo.
Taue exhortó al gobierno a «inscribir en la ley los tres principios antinucleares» adoptados en 1967.
Se trata de los principios de no producción, no posesión y no autorización en su territorio de armas nucleares.
Tomihisa Taue exhortó además a las jóvenes generaciones a escuchar el relato de los «hibakusha» (sobrevivientes irradiados), cuya edad ya supera los 80 años.
Al igual que en Hiroshima, el sábado pasado, el primer ministro japonés Shinzo Abe reafirmó la voluntad de Japón de militar por la abolición de las armas nucleares.
«Jamás debemos dejar que se repitan las terribles experiencias de Hiroshima y Nagasaki», dijo Abe.
La bomba de plutonio bautizada «Fat Man» (Hombre Gordo) estaba destinada en un principio a la ciudad de Kokura, al norte de Nagasaki, donde había una importante fábrica de armas.
Pero el bombardero B-29, bautizado Bockscar, cambio de objetivo a último momento debido a razones meteorológicas.
Tres días antes, la bomba de uranio «Little Boy» (Niñito) había destruido Hiroshima, causando la muerte de 140.000 personas, la mitad de ellas en el acto.
Las dos bomba atómicas lanzadas por los estadounidenses precipitaron la capitulación de Japón el 15 de agosto de 1945 y, de hecho, el fin de la Segunda Guerra Mundial.