El próximo 8 de noviembre, 27,3 millones de latinos votarán en las elecciones presidenciales de Estados Unidos. Esta cifra equivale al 12% del electorado, según el Pew Research Center. Por lo mismo el voto latino es considerado como un factor clave para elegir al sucesor de Barack Obama. Sin embargo, un análisis más mesurado demuestra que no es tan así.
Algunos analistas han comenzado a desmitificar la importancia del voto de los hispanos. Nate Silver, reconocido estadístico y creador del sitio Five Thirty Eight asociado a The New York Times, asegura que Donald Trump no necesita el voto latino para llegar a la Casa Blanca. “Le basta” el electorado blanco de clase trabajadora.
De los 11 Swing States, es decir los estados que no están definidos como demócratas o republicanos, sólo tres tienen una población electoral latina relativamente importante: Nevada (17%), Colorado (14%) y Florida (18%).
“No considero que los votantes hispanos sean un cortafuego. Simplemente no son una parte suficientemente grande del electorado. Son un componente clave de la coalición de Hillary Clinton. Creo que Donald Trump tiene que abrirse paso entre los votantes blancos sin un grado universitario”, dijo Silver al Times.
Hasta ahora, Hillary mantiene un favoritismo de 67% contra 19% entre los electores hispanos. Pero ocurre que en estados donde los hispanos son importantes, como en California -donde los latinos representan al 28% del electorado- la carrera ya está definida a favor de la ex secretaria de Estado.
Sucede también que en estados realmente clave, el voto latino sólo representa un 5% o menos incluso. Es el caso de Pennsylvania (5%), Virginia (4,6%), Wisconsin (3,6%), Carolina del Norte (3,4%), Michigan (3,1%), Iowa (2,9%), New Hampshire (2,2%) y Ohio (2%).
Esto también podría explicar porque Trump ha dado rienda suelta a sus críticas contra la comunidad latina. Es decir, sabe que pese a sus controvertidos dichos, como la construcción de un muro en la frontera con México o la expulsión de 11 millones de indocumentados, la pelea estará en estados clave donde los hispanos no son relevantes en términos electorales.