Son parte del pasado las medallas de Oro, Plata y Bronce de Nicolás Massú y Fernando González en los JJ.OO. de Atenas 2004 y Beijing 2008. Recibimiento de las autoridades de la época en La Moneda, calles son sus nombres, hijos ilustres en sus respectivas comunas y la eterna frase “trabajaremos en mejorar nuestra infraestructura deportiva e invertiremos en nuestros deportistas» de las autoridades en aquel momento.
Frases que con el tiempo vuelven a relucir, o cada cuatro años, cuando se desarrollan los Juegos Olímpicos. En estos tres días de competencia en Río de Janeiro una descalificación por rendimiento en ciclismo de ruta (José Luís Rodríguez), abandono de Paola Muñoz en la misma prueba, pero en mujeres; el debut con derrota de los primos Grimalt en voleibol playa, la nula esperanza de Tomás González de obtener medalla, la eliminación en el tenis de Julio Peralta y Hans Podlipnik en primera ronda y la “improvisación” de Simona Castro en All Around de la gimnasia, reflejan el escaso apoyo de parte del Estado hacia nuestros deportistas.
Tras sus respectivas actuaciones, las declaraciones de los deportistas son, por ejemplo, «quizás sentimos la presión de estar en unos JJ. OO.», comentó Esteban Grimalt o «si nos vamos a las estadísticas, tengo opciones bien reducidas de medalla por mi valor de partida de mi segundo salto de dificultad que es un poquito más bajo” aseguró Tomás González este sábado tras su participación en salto, «fallé en el momento menos esperado, me confié y traté de improvisar. Fallé en algo muy básico al final del suelo», analizó Simona Castro tras su actuación en la gimnasia, o la réplica de Makarena Castro a su colega «a los JJ.OO. se va a competir, no a improvisar», son algunos de los elementos que dejan para la reflexión con respecto a la preparación de nuestros representantes en el la máxima cita del deporte mundial.
Sabemos que nuestro país no tiene una cultura deportiva sino que es “exitista”, que vive de momentos, un par de semanas y se olvida que hay que tener recintos deportivos acordes a las exigencias del deporte en el siglo XXI, que las futuras generaciones deben realizar actividades físicas en las escuelas y no mantenerlos con talleres dedicados a otras materias (que en muchas oportunidades esos mismos ramos los tuvieron el mismo día en la mañana) y no esperar que un Farkas, a través de las redes sociales, diga que construirá un gimnasio para un deportista, pero que le exige una medalla. Según esa lógica, Tomás González fracasó en Londres 2012 al terminar en la cuarta posición.
Es decir, por los tiempos que vivimos, en la era de la tecnología y de la comunicación, el Estado de Chile no ha sido capaz de adaptarse a la realidad, de tener mejores accesos para la comunidad en lo que respecta al desarrollo de la actividad física masiva e individual, donde espera que la empresa privada, mediante reducción de impuestos, ayude al deportista para que participe.
Somos un país de reducidos deportistas de elite, que triunfan en los mundiales en sus respectivos deportes, medallas en Juegos Suramericanos y Panamericanos, pero todavía falta desarrollar infraestructura y formar psicológicamente a nuestros atletas para obtener una medalla en unos Juegos Olímpicos y competir con países como Australia, Estados Unidos, China, Italia, Argentina, entre otros y no esperar a un filántropo para ayudar a uno de nuestros talentos del deporte nacional.