Las principales capitales del mundo preservan monumentos y fuentes de agua como un bien precioso que le dan carácter, personalidad y recuerdan el pasado glorioso de la ciudad, alg que en Santiago de Chile, no es resguardado con el mismo celo.
A duras penas sobreviven monumentos y fuentes que son salvajemente destruidas por vándalos que roban piezas de mármol, bronce u otro material semiprecioso que va a parar a alguna compraventa de cachureos o anticuarios. Son innumerables los monumentos en que se les han sacado las placas y piezas de bronce. Infogate hizo un breve recorrido por algunas de las fuentes icónica de Santiago, el resultado es más bien sombrío y preocupante.
Pero quizás el ícono de esta falta de cultura urbana por preservar estos recuerdos del pasado es la fuente de mármol blanco de la plazoleta de la iglesia Santa Ana, en pleno centro de Santiago. Hasta hace algunos años la fuente era un gran copón con un surtidor de agua rodeado de figuras mitológica, extrañamente desapareció la gran estructura y sólo quedo la base y como surtidor se instaló una suerte de jarrón de metal que nada tiene que ver con la pieza de mármol, haciendo de la otrora hermosa fuente, un mamarracho. Lo interesante sería saber donde fue a parar la fuente original.
Una de las fuentes que se mantiene bastante bien, aunque reducida en su majestuosidad es la Fuente Alemana en el límite de la comuna de Santiago en el Parque Forestal. Los últimos arreglos que se le hicieron (2011), la tornaron un monumento sin volumen y sin espacio, todo para evitar que los niños la usaran en los días de intenso calor. El sitio Plataforma Urbana explica: «Según la historiadora del arte Liisa Flora Voionmaa Tanner, autora del libro Escultura pública: Santiago 1742-2004, no existen antecedentes sobre la interpretación que el autor de la obra, el escultor alemán Gustav Eberlein, quería darle a la fuente. “Aunque tiene varias figuras mitológicas, subraya la presencia de la República, manifestada en la mujer con una rama de laurel en la mano derecha”.
La que sí se mantiene bastante cuidada y enrejada es la fuente de las aguas danzantes de la Plaza de la Aviación en plena avenida Providencia, que se ha tornado en un lugar de peregrinaje para los recién casados que acuden a la fuente de aguas de colores a pedir deseos de buena suerte.
En el recuerdo queda la gran fuente de agua que se ubicaba en el bandejón central de la Alameda frente al Palacio de La Moneda, lugar en que por años se pagaban la apuestas electorales. En su lugar se colocó pasto y en el 2010 la antena de celular disfrazada de mástil para la “gran bandera”, por cierto una instalación sin gusto y que pareciera haber sido una solución barata y a la rápida en vez de levantar un mástil como corresponde, tal como el de la Ciudad de México, por ejemplo.
Entre los pocos monumentos con fuente de agua, destaca el de Benjamín Vicuña Mackenna, al costado del cerro Santa Lucía, un bello monumentos clásico del siglo XIX que lamentablemente tiene signos del vandalismo de los “roba monumentos”, le faltan coronaciones y ornamentos que realzaban el conjunto.
Otro de los juegos de agua que sobrevive es la fuente de los “querubines” al frente del Teatro Municipal.
En 1903 en plena Alameda frente a la embajada de Brasil se encontraba la Fuente de Neptuno. No hay registro de donde fue a parar el magnifico conjunto se pergunta y denuncia el sitio Santiago Nostálgico.