Este segundo sábado de mayo volverá a regir en Chile el horario UTC-4, es decir, el llamado ‘horario de invierno’. La medida obligará a todos los ciudadanos a retroceder los relojes una hora, lo que afectará mayormente a los adultos mayores, quienes siguen una rutina diaria más rígida que el resto de los grupos etarios.
“En el caso del adulto mayor la rutina es fundamental, ya que le genera seguridad y motivación para enfrentar su día a día. Por lo mismo, los cambios, ya sea en las actividades u horarios, pueden eventualmente desequilibrar su estructura interna”, asegura Sandra Pérez, docente de la Escuela de Trabajo Social de la Universidad del Pacífico.
El que amanezca más temprano y que, por lo tanto, se oscurezca también más temprano, podría alterar el denominado ‘reloj biológico’ de muchas personas, y a los adultos mayores les costaría mucho más volver a sincronizar su tiempo interno con el externo impuesto por el Gobierno.
“Existen fundamentos biológicos para decir que los horarios en las rutinas de las personas condicionan al cerebro, porque éste es el encargado de organizar el control de muchas funciones de nuestro cuerpo. Los ritmos orgánicos se rigen por periodicidad de 24 horas y responden a las condiciones de los cambios externos de luz y oscuridad que se producen entre el día y la noche. Por lo tanto, los cambios horarios generan un desajuste de los ritmos biológicos, por lo que el cuerpo precisa sincronizar su ‘reloj interno’ para adaptarse a la nueva pauta, lo que en los adultos mayores podría demorar más que en una persona joven”, indica la especialista en gerontología.
Según la académica de la Universidad del Pacífico, el cambio de horario podría provocar alteraciones en el ciclo del sueño de las personas de edad avanzada. “Una de las funciones que presenta mayores alteraciones con los cambios de horarios es el sueño, ya que su calidad en el ciclo de la vida de un adulto mayor se asocia frecuentemente con la mantención de rutinas que permiten un equilibrio del reloj biológico”, explica Pérez.
El atrasar una hora este sábado afectaría a unos adultos mayores más que a otros, dependiendo de su estado de salud. “Para un adulto mayor que está enfrentando su ciclo vital de forma normal, este ajuste horario por lo general se expresa en síntomas leves que se resuelven en pocos días. Sin embargo, para un adulto mayor que presente un deterioro en su estructura neurológica debido a una mayor labilidad (fragilidad e inestabilidad) de su cerebro, un cambio en la rutina horaria provoca mayor estrés y ansiedad dado que experimenta una menor capacidad de adaptación”, afirma la experta.
Para las personas que cuidan a adultos mayores, la especialista en gerontología, Sandra Pérez, entrega cinco recomendaciones a aplicar para aminorar los efectos negativos del cambio de horario en las personas de edad avanzada:
- Planificar un proceso progresivo de adaptación, anticipando en quince minutos la hora de levantar al adulto mayor con días de anticipación al cambio de hora.
- Organizar las comidas al nuevo horario, especialmente la cena de la noche, evitando alterar el tiempo que transcurre entre la ingesta de alimento y el momento de ir a dormir. Esto le facilitará quedarse dormido, sin sentir pesadez o molestia producto de la digestión.
- Adecuar oportunamente el consumo de medicamentos al nuevo horario.
- Procurar una buena hidratación que contribuya a disminuir la fatiga y la sensación anímica que podría acompañar a este proceso de adaptación a una nueva rutina horaria.
- Durante los días de adaptación, considerando que la función del sueño es la que más podría verse alterada,evitar que el adulto mayor duerma durante el día y así dejarle las horas de sueño solo para la noche.