Los bancos brasileños calculan que el déficit primario del gobierno (gastos mayores que los ingresos, sin contar el pago de intereses) será este año de 104.000 millones de reales (unos 28.900 millones de dólares).
Los datos aparecen en el informe «Prisma Fiscal», presentado hoy por el Ministerio de Hacienda tras consultar las expectativas del mercado financiero sobre las principales variables fiscales del país.
Los bancos argumentaron un deterioro en las cuentas del gobierno este año, ante lo cual aumentaron el déficit en comparación con el previsto la semana pasada, que era de 100.400 millones de reales (unos 27.900 millones de dólares).
Las instituciones financieras consultadas por el gobierno brasileño esperan en 2017 un déficit primario de 92.000 millones de reales (25.550 millones de dólares), inferior al monto de 103.500 millones de reales (28.750 millones de dólares) previstos la semana pasada.
En 2015 el gobierno registró un déficit primario de 114.900 millones de reales (unos 32.000 millones de dólares), generado en parte por las «pedaladas fiscales» (maquillaje fiscal) que le costó a la presidenta brasileña la suspensión del cargo el pasado jueves.
Las previsiones del mercado financiero contrastan con la previsión inicial del gobierno para este año de obtener un superávit primario de 24.000 millones de reales (6.660 millones de dólares), equivalente al 0,4 por ciento del producto interno bruto (PIB).
Posteriormente, Rousseff envió al Congreso un proyecto de ley para cambiar la meta fiscal a 96.600 millones de reales (26.830 millones de dólares) de déficit.
El gobierno interino de Michel Temer, quien asumió el poder la semana pasada, informó que pretende revisar la meta de déficit fiscal y aumentarla a más de 160.000 millones de reales (unos 44.500 millones de dólares), debido a la mala situación económica del país.
