De antepasados irlandeses y vascos, Aylwin nació en Viña del Mar un 26 de noviembre de 1918. Su padre, Miguel Aylwin, llegó a ser presidente de la Corte Suprema tras ejercer la abogacía, misma profesión que estudió su hijo en la Universidad de Chile.
En 1945 ingresó como militante a la Falange Nacional, escisión de un grupo de jóvenes del Partido Conservador liderados por Eduardo Frei Montalva, quienes presionaban por un mayor avance en las reformas sociales que por entonces exigía el país, ante el avance del socialismo y el comunismo. En 1957, Aylwin participaría en la transformación de la colectividad en la actual Democracia Cristiana, siendo presidente del Senado entre 1971 y 1972.
Crítico del gobierno de Salvador Allende, integró la facción de su partido favorable a la intervención de las Fuerzas Armadas en su derrocamiento, llegando a indicar en 1973 al diario estadounidense The Washington Post que “entre una dictadura marxista y una de nuestros militares, prefiero la segunda“.
Para 1977, ya convencido de que la Junta de Gobierno no tenía intenciones de entregar el poder, integró diversas instancias de líderes políticos en demanda del retorno a la democracia, siendo detractor de la Constitución de 1980 y critico de la consulta pública que la consagró.
Entre 1987 y 1989, Patricio Aylwin ocupó nuevamente la presidencia del PDC. Participó en las negociaciones con el entonces presidente Augusto Pinochet que buscaron la aprobación de 54 reformas a la Constitución Política de 1980, las cuales fueron aprobadas en el plebiscito de 1989 y se constituyeron como el primer paso hacia una transición pacífica a la democracia. En 1988, colaboró en la campaña del «NO» para el plebiscito de ese mismo año. También, fue vocero de la Concertación de Partidos por la Democracia. En 1989, fue designado candidato a la presidencia de la República por esa misma agrupación para la elección de ese año.
Llegada a La Moneda
Luego del llamado «Carmengate», el 14 de diciembre de 1989 Aylwin enfrentó al economista y ex-ministro de Pinochet, Hernan Büchi (del bloque de derecha denominado Demogracia y Progreso), y al empresario Francisco Javier Errázuriz, más conocido como Fra-Fra y autodefinido como «de centro-centro», resultando triunfador con un 55,2% de los votos. Así, Aylwin se convertiría en el primer presidente democrático en casi 17 años y el segundo democratacristiano en el país, además de ser el primer presidente concertacionista.
Entre los principales hitos de su gobierno está la creación de la Comisión Nacional de Verdad y Reconciliación, presidida por el jurista y ex-parlamentario Raúl Rettig, que dio a conocer en marzo de 1991 el llamado Informe Rettig destinado a restablecer la convivencia nacional y aportar luz sobre las violaciones a los derechos humanos durante la dictadura Militar, sobre la base de antecedentes de muertos y desaparecidos.
Crecimiento económico
Destacó el auge económico que llevó a Chile a crecer a ritmos de un 7% anual basado en la promoción de una serie de reformas económicas, así como mantener y consolidar otras reformas, que permitieron a más de un millón de chilenos salir de la pobreza. Se basó en la prudencia fiscal, una economía abierta, el crecimiento de la exportación, un sector privado fuerte y otras reformas iniciadas el régimen militar que buscaban la consolidación de un libre mercado y lo que su gobierno denominó «crecimiento con equidad». Esto trajo alentadoras cifras como la reducción de la inflación a la mitad quedando en el 12,7%; el desempleo se contrajo hasta el 4,5% y la tasa de ahorro no bajó del 24% de la misma manera se registraron notables crecimientos en los índices de inversión foránea. Asimismo se destacan las leyes de política indígena que culminaron con la creación de la Corporación Nacional de Desarrollo Indígena (Conadi).
Con Aylwin arrancó la estrategia de apertura comercial a los demás países de la Asociación Latinoamericana de Integración (ALADI) a través de acuerdos bilaterales de desarme arancelario. En el mismo plano de las relaciones internacionales, se dio una política impulsora de la participación en la comunidad internacional. Este ejercicio se ideó como una política de Estado que buscaba representar lo más posible los intereses del país, abriendo la participación a todos los sectores y por encima de los intereses partidistas. Las giras presidenciales promovidas reinsertaron al país en la comunidad internacional y se recuperó el terreno que se había perdido durante los años de aislamiento del régimen militar. se adoptaron a su vez sendos acuerdos de relación económica con los países de México, Argentina, Venezuela, Bolivia y Colombia, siendo una antesala de verdaderos acuerdos de libre comercio así como la recuperación del diálogo comercial con Estados Unidos para integrar a Chile en el Sistema General de Preferencias Arancelarias, igualmente como antecedente para un acuerdo bilateral de libre cambio.
El Boinazo
A pesar de dejar de ser el jefe de Estado, Pinochet siguió siendo comandante en jefe de las fuerzas armadas, y le tocó a Aylwin como presidente hacer frente a las implicaciones del caso de los «pinocheques», que desembocaron en los «ejercicios de enlace» y el «Boinazo».
También fue anfitrión en Santiago de la XXI Asamblea General de la Organización de los Estados Americanos OEA), en junio de 1991, y de la VII Reunión del Grupo de Río, en octubre de 1993.
Se acostumbra a identificar también el gobierno de cuatro años de Patricio Aylwin como el de la transición, porque fueron primordiales los acuerdos entre las autoridades y la oposición. Buscando en Chile el tránsito del largo periodo de la dictadura al funcionamiento normal de la convivencia democrática, libertad y la paz, sin traumas ni quebrantos insuperables basado en la moderación y cordura. El país logró progresar, en la estabilidad política democrática, crecimiento económico y el desarrollo social.
En 1994 lo sucedió el también democratacristiano Eduardo Frei Ruiz-Tagle el cual venció en las urnas con un porcentaje incluso superior al conseguido por él.