El 26 de abril de 1986 marcó un antes y un después en la historia de la humanidad. Un día que cambió la vida de decenas de miles de personas, el paisaje de un territorio para los próximos miles de años, y modificó la forma en que se ve la energía atómica en el mundo. Fue el día que el nombre de Chernóbil se convirtió en sinónimo del desastre nuclear más grave en la historia.
La tragedia de Chernóbil, enterrada en un enorme sarcófago de cemento, dejó para las generaciones venideras recuerdos dolorosos, pero también lecciones valiosas sobre lo que se debe y no se debe hacer con un reactor nuclear averiado.
Una ciudad soviética de referencia
El 4 de febrero de 1970, con motivo de la construcción de la central nuclear V.I. Lenin y a unos dos kilómetros de la misma, fue fundada en la República Soviética Socialista Ucraniana la ciudad de Prípiat.
El desarrollo de la ciudad progresaba rápidamente. Se construían ajardinados barrios, escuelas y guarderías, tiendas y cafeterías, centros de ocio, cines, hospitales y clínicas: todo esto según los planos arquitectónicos más modernos de aquella época.
La ciudad era joven, como también lo era su población, cuya edad media se situaba entre 20 y 29 años. Más de 1.000 bebés nacían en Prípiat cada año. A principios de los 80, la urbe contaba ya con alrededor de 50.000 habitantes.
«Dado que la mayor parte de la población era joven, había una gran cantidad de niños. Pese a ser una ciudad tan pequeña había cinco grandes colegios», contó a RIA Novosti el exresidente de Prípiat Serguéi Nejáev.
Trabajar en la mayor planta de energía nuclear en la Unión Soviética era prestigioso; vivir en la ciudad de Prípiat, con su infraestructura bien desarrollada, también se consideraba una suerte.
«En Prípiat pasé toda mi juventud: era una ciudad maravillosa, con una naturaleza magnífica, unas calles hermosas. Todo era muy bonito. Por aquel entonces se podía decir que Prípiat era una ciudad soviética de referencia. Era una ciudad que contaba con buenos suministros y que tenía todo lo necesario; se construía y se desarrollaba rápidamente. Dado que la mayor parte de la población era joven, había una gran cantidad de niños. Pese a ser una ciudad tan pequeña había cinco grandes colegios. » cuenta Serguéi Nejáev, evacuado de Prípiat después del accidente de Chernóbil
Pronto, la ‘ciudad del futuro’, como la llamaban en la URSS, se convirtió en una ejemplar ilustración sobre lo bien que vivía el pueblo soviético para ser mostrada a las delegaciones extranjeras.
Prípiat se componía de varios microdistritos, con un radial pasando por el centro de la ciudad. Era una urbe con un centro bien definido, donde había edificios administrativos, centros de cultura y ocio, supermercados y tiendas, así como un complejo hotelero. En una zona más cercana a la central los empleados de la misma podían salir a descansar y hacer pícnic con sus familias.
A finales de 1988 estaba planeada la apertura de dos importantes centros comerciales, el palacio de Pioneros, un nuevo cine, el palacio de las Artes, un hotel y dos complejos deportivos. Se esperaba que la ciudad atómica alcanzara al menos 80.000 habitantes y se convirtiera en una de las más bonitas de toda Ucrania. El ‘monstruo’ de Chernóbil tenía otros planes.
El desastre: cuándo, cómo y por qué
La central nuclear de Chernóbil contaba con cuatro reactores nucleares. La construcción del primero comenzó en 1970, y entró en funcionamiento en septiembre de 1979. La construcción de la unidad 4, donde se produjo el desastre, comenzó en abril de 1979, y se puso en funcionamiento en diciembre de 1983. Para el momento del desastre, ya habían comenzado las obras de construcción en las unidades 5 y 6.
La planta de Chernóbil utilizaba la última tecnología nuclear que la Unión Soviética tenía a su disposición. El RBMK-1000 (reactor de gran potencia del tipo canal), culminación del programa de la URSS para fabricar reactores refrigerados por agua, fue capaz de generar grandes cantidades de electricidad a bajo costo. La principal característica de este reactor era la combinación de un moderador de grafito y de agua ligera como refrigerante, lo que permitía usar el uranio no enriquecido como combustible nuclear.
En el momento del desastre, los RBMK-1000 ya estaban instalados en las unidades 2, 3 y 4, y también estaba previsto instalarlos en las unidades 5 y 6, que estaban en construcción.
Una prueba fatídica: ¿qué salió mal?
Para el día 25 de abril de 1986 estaba prevista una prueba en la central nuclear que simulaba un corte de suministro eléctrico con el fin de averiguar si las turbinas podían generar suficiente electricidad para las bombas de refrigeración en caso de un fallo hasta que se pusieran en marcha los generadores diésel.
El ‘test’ debía realizarse en el turno de los técnicos superiores de Chernóbil, instruidos y familiarizados de antemano con los procedimientos. No obstante, despues de que otra planta regional de energía quedara fuera de servicio, el controlador de la red eléctrica en Kiev solicitó detener la prueba para poder satisfacer la demanda pico de la tarde, y el director de Chernóbil, Víktor Briujánov, la retrasó hasta las primeras horas del 26 de abril de 1986.
En la actualidad, no hay una única versión de las causas del accidente con la que estuviera de acuerdo toda la comunidad de expertos en el ámbito de la física y la ingeniería del reactor. Además, las circunstancias de la investigación eran tales que a menudo los expertos de las organizaciones que estaban directa o indirectamente vinculadas con el desastre eran los mismos que investigaban sus causas y consecuencias.
Texto completo de la crónica publicada por RT: Accidente Chernóbil…