Rocco de 15 años, es fruto de su matrimonio con el director cinematográfico Guy Ritchie y para Navidad viajó a Londres para visitar a su padre pero no regresó a Nueva York, como estaba pactado. Según publicaron medios estadounidenses, el joven estaba cansado de la estricta disciplina a la que estaba sometido por parte de su progenitora. Madonna ha hecho de todo para recuperar a su hijo y por ahora, la jueza que lleva el caso le ha dado la razón a Rocco.
La magistrada Deborah Kaplan ha decidido que el adolescente continúe viviendo con su padre: «Nadie debe obstaculizar este hogar. El menor está escolarizado, dejemos que continúe su vida normal sin forzarlo a dejar la escuela», dicta la sentencia. Además, la jueza ha asegurado que esta batalla está causando «mucho estrés al menor», por lo que invita a los padres llegar a un acuerdo amistoso.
La disputa por la custodia de su hijo es un tema de tiempo, entre Madonna y Guy Ritchie.Y fue en las pasadas navidades, cuando el chico se negó a regresar con su madre a Nueva York, cuando manifestó la cruenta batalla que se estaba desarrollando. En aquel momento, la cantante solicitaba el arresto de su ex marido por incumplimiento del régimen de custodia, mientras que el director aseguraba que la vida de la artista era inestable para un adolescente.
En Londres, Rocco está haciendo una vida normal como cualquier adolescente de su edad, ha ido por primera vez en la escuela (ya que en Nueva York Madonna contrataba profesores particulares para que acudieran a casa) e incluso ha formado un grupo de amigos con los que se divierte como cualquier joven. Una vida que a Madonna no le hace ninguna gracia y ha contratado un detective privado que vigile cada paso de su hijo en la capital británica.
El próximo 1 de junio, Madonna y Ritchie se verán nuevamente las caras en los tribunales y la jueza decidirá, cuál será el futuro de Rocco. En tanto, él no quiere saber nada de su madre. Afirmando que quiere una vida más estable en Londres y sin tantas giras o sin la obsesión de la cantante por el extremo control.
Esto ha generado una crisis emocional en la reina del pop, que la tiene completamente destrozada, llegando a romper en llanto en dos de sus últimos conciertos que la tienen viajando por el mundo.