jueves, noviembre 14, 2024

Femicidios, la triste cara de una cultura machista

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Sábado 5 de marzo: un hombre de 61 años mata a su pareja de 41 años con un bate frente al hijo de ambos en Maipú de tres años, él luego se suicida. Es Francisco Marchant quien asesina a Silvana Sepúlveda; según indicó el comisario de la brigada de homicidios de la PDI, el hombre habría actuado movido por los celos, pues no habría podido olvidar una relación anterior de ella.

Marchant la golpeó con un beta de béisbol. Tras ello, llamó a su hija que se encontraba en Curicó para contarle que había matado a su pareja y le rogó que no le denunciara a carabineros, pues se suicidaría con tal de no llegar a la cárcel.

Los funcionarios al llegar a la tarde a la casa hallaron el cuerpo de Marchant colgado de la escalera. Silvana Sepúlveda se convirtió en la quinta víctima de femicidio en lo que va de año en el país.

Tres días después Magaly Carriel, de Talcahuano, es degollada por su esposo, Carlos Delgado, después de haber sido duramente maltratada durante el último año, pese a estar postrada tras un accidente cerebrovascular. El cuerpo de la mujer de 63 años fue encontrado por el hijo del matrimonio tendido en la cama, al interior del domicilio que víctima y victimario compartieron por quince años. Se convierte en la séptima víctima de femicidio del 2016. Esto, a pesar de que familiares y vecinos de la víctima ya habían denunciado las constantes agresiones contra la mujer.

Las reacciones no se hicieron esperar en contra de las implicaciones de este último femicidio y en ADN Radio, en su página de comentarios, la oyente de la emisora Kel Romero declaró: “ «weon miserable, me dio tanta pena esta noticia, más encima estaba prostrada en la cama que no tenía como defenderse».

Natalia Águila a su vez opinó que “por qué esperar una muerte, ‘huenos’ del gobierno hagan leyes que nos protejan de la violencia, se llama actuar antes, es tan difícil entender que si un enfermo golpea o maltrata psicológicamente una vez lo hará otra y otra y otra, deben considerar las denuncias de la familia, como son tan idiotas e ineficientes, hagan algo por que hasta ahora, esto no va a parar con las leyes simples, hasta cuanto por la cresta!!!”.

Por su parte, Veronica Herreros apunta a un punto clave: la autovalencia e independencia económica, que convierte el matrimonio en una cárcel para las mujeres en muchos casos. La dependencia económica perpetúa la desigualdad en la relación.

“No entiendo porque estos tipos no se van a la cárcel… ANTES, cuando se comprueba que hay maltrato. Puede ser muy dura la sanción, pero más duro fue el sufrimiento de esa mujer y luego su muerte”, sostuvo Herreros.

Así mismo, recalcó, que “por más que queremos sacudirnos y alejarnos de esas pestes de hombres que nos acompañaron…siguen buscando maneras de perjudicarnos…de mil y una formas… por eso debemos ser mujeres fuertes, de carácter, autovalentes. Si nada necesitamos de ellos, es más factible que se vayan y nos dejen tranquilas… no es seguro, pero más factible…si NO TENEMOS TEMOR Y NO DEPENDEMOS DE ELLOS, es un tanto más fácil…lo sienten…y buscan en otro lado a quien amedrentar”.

Esto, en el contexto de la discriminación de la mujer y que tiene su expresión más brutal en la violencia de género. En opinión del estudio del Servicio Nacional de la Mujer, “Las dramáticas cifras del femicidio en Chile”, este es un problema mucho más amplio y profundo que un hombre matando pro celos: “Involucra factores culturales y sociales que hasta el momento dejan una lamentable cifra de mujeres muertas sólo por su condición de mujer”.

En Chile ‘una de cada tres’ mujeres ha vivido violencia física, sexual o psicológica por parte de sus parejas o ex parejas.

El artículo 1 de la Convención Interamericana para Prevenir, Sancionar y Erradicar la Violencia contra la Mujer, señala que dicha violencia contra la mujer ha de entenderse como toda acción que “se base en su género, que cause muerte, daño, o sufrimiento físico, sexual o psicológico a la mujer, tanto en el ámbito público como en el privado”.

Femicidios de carácter íntimo y por sexismo y violencia de género

Uno de los aspectos más dantescos del femicidio en Chile son sus dramáticos alcances, que superan todo lo previsible cuando se leen aisladas las cuantiosas noticias de muertes de mujeres: asesinatos cometidos de formas tan terribles como las retratadas más arriba.

Y, es que, según los registros del Sernam, el año 2013 finalizó con la terrible cifra de 40 femicidios, muertes consideradas de carácter íntimo; y lo que es más grave, es que más de la mitad de estas mujeres asesinadas habían denunciado a sus victimarios previamente por maltratos físicos y psicológicos.

Muchos de ellos tenían orden de restricción o medidas cautelares vigentes que les prohibía acercarse a ellas, pero estas medidas se convirtieron en papel mojado delante de la incapacidad de dar respaldo efectivo a dichas medidas judiciales, dejando en la indefensión absoluta a dichas mujeres.

Pero las cifras del 2013 y del resto de años no se detienen allí: según cifras del ‘Observatorio de Género’, hubo 20 femicidios más que se dieron en un contexto de sexismo y violencia de género pero que no se consideró como Ley de Violencia Intrafamiliar al haber sido la mujer asesinada sin que existiera una relación previa entre el victimario y la víctima.

En esta categoría entran los femicidios por causa sexual o por conexión. “En Chile una mujer que es víctima constante de violencia tarda 7 años en hacer una denuncia y reconocerse como víctima de este flagelo”, según el Sernam.

Del 64% de las mujeres que no denuncia, un 24,5% reconoce que es por miedo a las represalias del agresor.

Según el Ministerio Público, el 91,7% de las causas por violencia intrafamiliar terminan sin condena en Chile.

Por su parte, en Chile un 31,9% de las mujeres entre 15 y 65 años, declara haber sufrido alguna forma de violencia por algún familiar, pareja, ex pareja, alguna vez en su vida. El 74% declara haber recibido esta violencia de su pareja o ex pareja.

En Cuanto a violencia psicológica, solo el 27% de las mujeres realizó una denuncia. El 34,5 % del total de 72,4% que no denunciaron no lo hicieron porque minimizaron o negaron los hechos de violencia por no considerarlos algo serio y que no volverá a ocurrir.

El 88% de las mujeres que han sido víctimas de violencia sexual no denuncian por vergüenza y del 12% que sí denunció, el 67% desistió.

Un factor común en todas las mujeres que han sufrido algún tipo de violencia es que “creen que las cosas mejorarán. Éste es uno de los argumentos más importantes para no denunciar”, recalcó el Sernam.

Causas del femicidio

La violencia contra la mujer se ha convertido en una verdadera epidemia en la sociedad chilena que responde no ha hechos aislados, sino que es social y generalizada por una escala de creencias marcadas por el machismo propio de una sociedad patriarcal donde la figura del hombre tiene un prestigio inversamente proporcional al de la mujer.

La mujer es víctima de la permisibilidad con la que es vista en la sociedad chilena la violencia contra esta en diferentes ámbitos y aspectos culturales y cotidianos.

Un flajelo que compartimos con el resto de Latinoamérica. En opinión de la responsable del Registro de Feminicidio en Perú, Teresa Viviano, las principales causas que explican la violencia contra la mujer son los celos explicados por “el fuerte arraigo de la población masculina a creer que son superiores a las mujeres, lo que conlleva a la discriminación y el maltrato constante, que regularmente termina en el femicidio. El agresor es una persona criada dentro de una cultura machista cuyo objetivo es mantener el control sobre una mujer hasta lograr su subordinación”.

Así mismo, es resultado de las relaciones de desigualdad social y económica entre los géneros. 14 de los 25 países con mayor tasa de femicidios se encuentran en América Latina.

La ONU señala que el 70% de las mujeres en el mundo sufren de violencia al menos una vez en su vida y que el 21% de todas las muertes de mujeres son por violencia de género.

De este 21% de mujeres asesinadas por causa de la violencia de género “casi la mitad, 47% de todas las victimas femeninas fueron asesinadas por sus esposos, cónyuges, novios, compañeros íntimos o familiares”.

Un 14% de todos los homicidios en la tierra son de mujeres asesinadas por sus compañeros íntimos y familiares.

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