A parecer los empresarios pueden tener representantes en el Congreso. Sin ningún reproche. En cambio, los trabajadores, no. Ejemplo de aquello es que el desaforado senador (ex UDI) Jaime Orpis podía velar por los intereses de la pesquera Corpesca -del grupo Angelini- y recibir financiamiento para su campaña. Si un dirigente social quiere presentarse en alguna elección con el fin de ocupar un escaño, no lo puede hacer. Está en la ley creada por la Dictadura Militar y que está vigente hasta nuestros días.

En ese contexto, el diputado UDI Felipe de Mussy explicó -a su modo- por qué rechazó la moción que permitía dejar atrás esta amarra dictatorial asegurando que actuó para evitar posibles conflictos de intereses.

En entrevista con Radio Bío Bío, el parlamentario gremialista dijo que un dirigente social es electo por la comunidad para un determinado fin, siendo este de índole social, deportivo, cultural, sindical, etc., no para participar en política.

Asimismo, señaló que no habría impedimento para que participen de la actividad parlamentaria, sin embargo con una condición: renunciar a su cargo al menos durante el tiempo de campaña, pues de lo contrario -dijo- se utilizaría el cargo como plataforma electoral.

«Arturo Martínez compitió siendo presidente de la CUT siendo que él fue elegido para representar a los trabajadores y no para ser candidato. Yo era Seremi de Desarrollo Social y fui elegido por la administración anterior para ser Seremi y no para utilizar mi cargo para ser o no candidato«, declaró el legislador UDI.

“El dirigente de un partido político, es un político, y no está utilizando la plataforma para un fin diferente y este es precisamente la política (…) En cambio un dirigente está para liderar un club deportivo, un sindicato, un gremio de agricultores entre otros”, afirmó De Mussy, insistiendo en que estas actividades no corresponde al plano político.