La aprobación de la extensión de la plataforma continental lograda por Argentina además de constituir un logro para el país vecino, significa un cambio en la configuración oceanopolítica que no solo implica a Las Malvinas sino que también afecta a la plataforma chilena proyectada en el estrecho de Magallanes. Ello exige un estudio acucioso de sus proyecciones y la necesidad de anticipar los posibles conflictos que se pueden derivar en la proyección antártica. Si bien se trata de las plataformas submarinas cuya proyección sobrepasa los límites de superficie con lo cual se definen los derechos de explotación del subsuelo marino, es necesario tener presente que ello no es por si solo vinculante. Por lo pronto presupone posibles conflictos a resolver en forma bilateral de marea amigable para ir configurando derechos aun no completamente definidos que afectan la soberanía de los países.