viernes, noviembre 22, 2024

Sigue round Peña-Insulza, ahora el columnista alerta sobre el riesgo de la consolidación de la “clase política”

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Si alguien pensaba que el duelo entre cartas al director y columnas de opinión entre el ex canciller y actual agente de Chile ante La Haya, José Miguel “Panzer” Insulza (PS) y el columnista y abogado Carlos Peña había culminado, se equivoca.

Recordemos que el 19 de febrero pasado Peña le escribió “el agente Insulza esgrime un principio jurídico para evitar emitir un juicio político. Eso no parece razonable en un político de su prestigio que aspira, según ha dejado ver, a conducir el país” (El Mercurio A2 19 de febrero). Esta carta fue en respuesta a la columna que Insulza publicó el 18 de febrero en la A2: “La justicia y la democracia se fortalecen con prudencia y respeto…El ambiente que se ha creado en los últimos doce meses en este país es el más nocivo que recuerdo en mi vida política, con la obvia salvedad del período anterior al golpe militar de 1973…».

El Panzer descargó su artillería para defender al ex ministro UDI Pablo Longueira con elogiosos conceptos y loas: “1) Pablo Longueira jugó un papel clave en momentos cruciales de la política chilena, en dos casos muy concretos en que actuó para defender la estabilidad del Estado democrático, por sobre los intereses de su partido y su sector político; algunos en la derecha hablaban de desalojo y otros pedían la renuncia del Presidente de la República; 2) no obstante, si es objeto de acusaciones, deberá responder por ellas, si así lo consideran los Tribunales de Justicia; y 3) los antecedentes disponibles son comunicaciones con el principal ejecutivo de una empresa acerca de proyectos de ley, una de las cuales se habría producido cuando Longueira no era funcionario público, por lo que no está claro cómo esto pudiera constituir una falta punible”, escribió y -por cierto- desató una “marejada” de opiniones más en contra que a favor.

Sin duda que la frase que colmó la paciencia de Peña fue: “Creo que ellos son los que están equivocados, cuando siguen buscando debajo de las piedras para encontrar más políticos corruptos. Con todas sus limitaciones, la política chilena no es corrupta, y los que se dedican a ella entraron a esta profesión para servir y no para servirse. La mayoría concibe la política como un servicio público”, argumentó Insulza en su columna del 18 de febrero.

Este domingo, el penúltimo de febrero, Carlos Peña, pluma en ristre –una vez más- embiste con todo al Panzer con una contundente columna titulada: “Dos errores de Insulza”.

En su introducción Peña le deja inmediatamente rayada la cancha al viejo político PS: “ ¿Será verdad que la política en Chile se está emponzoñando no solo como consecuencia de la conducta de sus miembros, sino también porque la prensa –los periodistas y lo que allí opinan- quieren ver corrupción hasta bajo las piedras, sin atender al principio de presunción de inocencia y dejando de lado toda prudencia y todo respecto?”, se pregunta Peña.

Acto seguido se responde: “El agente Insulza (que atiende con parejo talento, igual dedicación y la misma leve displicencia, el asunto de La Haya y la política interna) opina que sí. El cree que si la prensa aguardara con paciencia el veredicto de los jueces, la política recuperaría su prestigio y quienes viven de ella podrían seguir ejerciendo su oficio sin que su honra acabe herida. Pero se equivoca. Su punto de vista reposa sobre dos errores. El primero consiste en reducir el escrutinio de la conducta de los políticos al estrado judicial…El segundo deriva de una mala comprensión de la relación entre la ciudadanía y la clase política que, de perseverar en él, lo condenará a que su próxima aspiración política solo pueda ser de mantenerse como agente…”

En otro párrafo y final reflexiona Peña que “si se le hiciera caso a José Miguel Insulza y la gente no calificara (o, si es el caso, no descalificara) la conducta de los políticos esperando que los jueces se pronunciaran, y si la prensa se limitara a constatar hechos con rigor de notario para así no dañar el prestigio de ningún político, entonces las predicciones y las críticas de Gaetano Mosca, Pareto o Michels se cumplirían en Chile al pie de la letra: los políticos tendría el camino libre para consolidarse como un grupo cuyos miembros, al margen de su posición ideológica o su historia personar, reconocerían los mismos intereses, conformando una suerte de oligarquía opaca que a pretexto de los intereses del Estado, la caballerosidad y la complejidad inabarcable de los asuntos públicos, acabaría, como ha estado ocurriendo el último tiempo (asunto ante el cual desgraciadamente JM Insulza cree necesario no pronunciarse), infringiendo con esmero, o tolerando en silencio se infrinjan, las mismas leyes que apenas ayer promulgaban, una de las cuales fue la que él mismo y el entonces senador Longueira impulsaron. Y de ocurrir eso –si la clase política se consolidara en Chile-, ahí sí que la democracia estaría definitivamente dañada”, sentencia lapidario Carlos Peña.

Lo que está demandando la ciudadanía y la prensa, es que la –mal llamada- clase política sincere sus relaciones con el mundo empresarial y de negocios, además de sus áreas de interés o intereses.

Lo peor que puede pasar en un país donde se fracturó la democracia es que ésta se vuelva a fracturar por una desconfianza creciente de parte de la ciudadanía y los políticos en general, y que hagan caso omiso de esta realidad y sigan viviendo en el mundo paralelo en el que parecieran vivir sin darse cuenta del Chile real, ese que parece les da cierta urticaria.

PEÑA MERCU21FEBRERO

Si quiere leer la columna de José Miguel Insulza en El Mercurio: La justicia y la democracia…

La respuesta de Carlos Peña a Insulza:

Carlos Peña destroza defensa de Insulza a Longueira

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