domingo, diciembre 22, 2024

Sanders: El nuevo Obama de Hillary Clinton

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La carrera por la Casa Blanca se enciende tras el triunfo de Bernie Sanders: lo ocurrido ayer en las elecciones primarias por la carrera por la Casa Blanca en New Hampshire (Noreste de EEUU) rompe la esperanza de Hillary Clinton de ganar plácidamente la candidatura presidencial del Partido Demócrata.

Sanders consiguió una contundente victoria sobre la, hasta este momento, favorita Hillary Clinton, la ex secretaria de Estado fue aplastada por Sanders por un amplio margen de más de 20 puntos porcentuales en la carrera por liderar en las elecciones de noviembre al Partido Demócrata.

Con el 75% escrutado, el senador Sanders, autoproclamado “socialista demócrata”, venció a su única rival y puso patas arriba las primarias y la discusión ideológica, comenzando un fuerte round por ver quien es el contendiente más confiable en materia exterior, pero también el más progresista y prolatino.

Sanders se presenta como el candidato “independiente” y “socialista”, en 1980 comenzó su carrera política asociado al Liberty Union Party-LUP, Partido de Unión Laborista-, un partido anti-guerra y a favor de los sindicatos y derechos laborales. Mantuvo su independencia y en esa calidad consiguió ser electo alcalde de su ciudad, Burlington en el Estado de Vermont, pero sus aspiraciones de desarrollarse como político profesional lo llevaron rápidamente a cerrar un acuerdo con el Partido Demócrata en Vermont para ganar un puesto a nivel nacional en Washington.

De este modo, en 1988, mientras se preparaba para candidatearse por la banca de Vermont en el Congreso, contra el candidato oficial demócrata, Paul Poirier, comenzó a construir una carrera tradicional como político profesional.

En 1991, se le otorga la membrecía a la Conferencia Congresal del Partido Democrático-el Congressional Caucus-, un grupo de miembros del congreso de Estados Unidos que se reúnen en función de intereses legislativos comunes, desde ese momento comenzó continuamente a respaldar a los candidatos demócratas.

Sanders ha construido su trayectoria como el outsider del Partido Demócrata, como el candidato que se posiciona en el ala izquierdista del partido y busca encarnar el espíritu más socialista de la clase trabajadora y de la clase media, incluso ligeramente radical.

El precandidato no tardó en oler el tufo de Hillary Clinton a candidata con influencias y dinero que representaba un carácter marcadamente pragmático que agradaba a los empresarios, y recordando el antecedente de Obama, decidió atacar a Clinton donde más le duele: la disputa por ser el chico guapo de la clase progresista y el más prolatino.

Sanders y Clinton se enzarzan por el título del más progresista y el más prolatino

“Lo que hemos visto es que mientras el ciudadano medio trabaja muchas horas por bajos salarios, ha habido un gran incremento de ingresos, y un aumento de la desigualdad de la riqueza, que ya alcanza niveles obscenos”, sostuvo Sanders en abril.

Con estas esclarecedoras palabras comenzaba la lucha Sanders-Clinton, para ver quién era el candidato más progresista y prolatino. Dos etiquetas sobre el que pivota la nueva batalla entre los aspirantes demócratas a la Casa Blanca, cuya carrera hacia la presidencia de los EEUU, está cada vez más apretada.

Tras la primera victoria de Clinton por un estrechísimo margen en el caucus de Iowa esta semana y la aplastante victoria de Sanders ayer en New Hampshire, sugieren que este puede causar más problemas a Clinton del esperado.

En el primer cara a cara entre ambos y con la tensión que se respira en ambas campañas ambos candidatos se lanzaron reproches y expusieron sin tapujos sus diferencias ideológicas.

El primer golpe de Clinton no se hizo esperar y dejó al descubierto sus cartas: “Creo en la universidad asequible, pero no en la universidad gratuita, los números no cuadran con lo que propone el senador Sanders, y los expertos coinciden en que sus propuestas no son factibles”, espetó Clinton nada más empezar el debate.

Continuando con su ofensiva pero dejando descubierto su flanco progresista, la candidata defendió la reforma sanitaria impulsada por Obama frente a la propuesta de Sanders de sanidad gratuita universal, la que calificó de “volver a empezar de cero con algo que no se sabe si funcionará”.

Sanders viendo la oportunidad asestó su golpe, contestando que se negaba “a creer que EE.UU.” no podía tener una sanidad como la de Canadá u otros países donde es “un derecho” y donde se gasta “mucho menos por cabeza” que en Estados Unidos.

En un debate Hillary aseguró tener más experiencia en materia exterior que su contendor, Sanders admitió que en efecto, la ex secretaria de Estado tenía más manejo en política exterior “pero su experiencia no le impidió cometer errores. Ella sabe ahora que su voto, en el 2002, autorizando a George W Bush a invadir Irak fue un error, pero aparentemente aprendió muy poco de él”.

No obstante hay voces discordantes que desconfían de la representatividad de Sander en relación a la clase trabajadora, la Liga Internacional de los trabajadores ve a Sanders como parte del stablishment de partidos de la clase dominante, que en su desesperación impulsa a sus partidos gemelos, el Partido Demócrata y el Partido Republicano a “alcanzar el poder”.

“Ambos partidos están preocupados con el hecho de que las elecciones puedan aparecer frente al estadounidense medio como un arreglo hecho de antemano. Intentan lograr que la gente se interese en el juego electoral establecido y se aleje de la posibilidad de construir movimientos sociales, partidos y organizaciones alternativas que puedan competir con el poder político y social de la clase dominante” sostiene la Liga de Trabajadores.

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