Esta mujer del país nórdico afirma que además de ser una amante de los gatos, vive día a día con un dilema de haberse equivocado al nacer.
De acuerdo a un periodista de un medio reconocido, se podría tratar del primer caso de trans-especies, en el que ya no solo se desea un cambio de género sino de categoría.
Tanto así, que Nano no camina de forma erguida, sino que se pasea por las habitaciones sobre cuatro patas y asegura oír todos tipo de sonidos, desde las ruedas de una maleta hasta el tintineo de los bolsillos de la gente. Adoptando de forma permanente unas orejas y cola de gato y afirma:
«Me di cuenta de que era un gato cuando tenía 16 años, cuando los médicos y psicólogos descubrieron cuál era» la cosa «conmigo, lo cual era un defecto genético al nacer».
Nano hace su vida como un felino en un entorno ideal para moverse en cuatro patas y ronronea de vez en cuando.