La UDI, el partido nacido en el seno de la dictadura con el fin de defender el legado de Pinochet, y que luego -por conveniencia política electoral- le dio la espalda a su mentor, tiene varios soportes que le dan vida, el primero Jaime Guzmán y Jovino Novoa; ambos son tratados como si fueran santones, más que líderes políticos les asignan una suerte de liderazgo espiritual, por lo menos así se desprende de la carta escrita y publicada este jueves en el cuerpo A de El Mercurio por el periodista Máximo Silva Bafalluy que solo llena de loas al “coronel” Jovino Novoa.
Silva eleva al abogado a los altares y justifica su rol de “recaudador” (irregular): “…En el caso de Novoa la obtención de recursos no fue para una candidatura propia, sino para las de miembros del partido que él mismo lideró…” explica Silva.
“Es útil recordar la extraordinaria persecución de que fue víctima cuando se le imputaron, con maledicencia, conductas personales –fraguadas por mentes enfermas de izquierda-, que la justicia desbarató completamente. El momento por el que atraviesa Jovino Novoa no puede hacer olvidar ni ignorar particularmente a quienes no lo conocen bien, el patriotismo y la marcada vocación de servicio y sacrificio que inspiraron siempre sus actos” sentencia Máximo Silva Bafalluy.
¿Quién es este Máximo?
Máximo Silva es hijo de Ernesto Silva Imperiali y de Adriana Bafalluy, hermano de Ernesto Silva Bafalluy, es presidente del directorio de Banvida (Sociedad de inversiones Inversiones Teval S.A. con negocios en las áreas de la salud, telecomunicaciones y minería). También fue director del Banco de Chile. Además es considerado uno de los “incondicionales” de Novoa