Este innovador proyecto de la empresa francesa “Eco-Cerc” es una excelente alternativa para todas aquellas personas que tienen consciencia ecológica incluso más allá de la vida. Lo usual es ser enterrado en un cementerio, dentro de un ataúd o ser cremados para que los seres queridos cuiden las cenizas.
Los ataúdes son de madera sólida y la gran mayoría muy costosos: el negocio de las funerarias es bastante lucrativo y las familias deben afrontar un verdadero problema al costear todo el servicio funerario.
Eco-Cerc, fundada por Martine Saussol, se dedica a hacer ataúdes de cartón alveolado y pegamento de soja. Y no se trata de un producto de menor calidad. Simplemente es un material más liviano, sostenible y con armonía con el planeta.
Además, están autorizados para ser cremados. Es decir, en lugar de talar un roble de 80 años para transformarlo en ataúd y posteriormente quemarlo en un proceso de cremación, en este caso, solo se quemaría el cartón.
En Francia murieron 556,000 personas el año 2014 y para construir un ataúd de roble para cada uno de ellos, se necesitarían talar 111,200 árboles.