En medio de la selva arrasada en Minas Gerais, Brasil, se encuentra una mina de hierro que pertenece a la compañía Samarco, perteneciente a la brasileña Vale y a la australiana BHP, dos de las tres mayores mineras del mundo, un embalse que contenía relaves tóxicos se rompió y fue a dar al río iniciando la contaminación más extensa que se recuerde en Brasil.
La tragedia se produjo el 5 de noviembre, cuando se derramaron 62 millones de metros cúbicos de lodo y material contaminante sobre el río Doce.
«Al llegar al mar, se convierte en el mayor desastre ambiental del mundo, solo comparable al accidente en Fukushima, debido a la extensión de la contaminación en el mar», explica André Ruschi, director de la Estación de Biología Marina Augusto Rischi del estado de Espíritu Santo (Brasil).
El impacto en la flora y fauna del vertido de residuos tóxicos provocado por la rotura de un embalse de una explotación minera en el estado brasileño de Minas Gerais podría ser comparable con el del accidente en la planta nuclear japonesa Fukushima, alertan los biólogos.
Los residuos tóxicos que contienen algunas sustancias peligrosas como mercurio, arsénico, cromo y manganeso, alcanzaron al océano Atlántico tras avanzar 500 kilómetros por el río Doce el fin de semana pasado y ahora la región está en alerta.
«El flujo de nutrientes en una zona de alimentación para muchas especies únicas del mundo marino, la tercera parte de la región del sudeste de Brasil y la mitad del Atlántico sur, se verá comprometida por un mínimo de 100 años», afirmó Ruschi.
Los ecologistas, geofísicos y expertos ambientales, coinciden en señalar que se necesitarán unos 30 años para que el territorio afectado elimine el lodo tóxico.
Se moviliza la ciudadanía
Según informa el portal brasileño Renascença, en respuesta a la catástrofe, las organizaciones no gubernamentales y la sociedad civil, por su parte, se están organizando para ayudar a los afectados. Con este objetivo fueron creados el sitio web y la página de Facebook riodoce.help. La red social incluso ha creado la etiqueta #brazilianfukushima que una vez más destaca la escala del desastre, que ya ha sido considerado la mayor tragedia ambiental, ecológica, hídrica y económica de la historia de Brasil.