Este lunes la ciudad de Dresde fue escenario de una de las principales protestas contra la acogida que el gobierno alemán está dado a los refugiados.
Esta manifestación ocurre dos días después del atentado xenófobo contra la nueva alcaldesa de Colonia donde más de 20 mil personas celebraron el primer cumpleaños del movimiento islamófobo Pegida con un discurso endurecido que pide “deportaciones masivas inmediatas”.
En la misma ciudad y separados por una triple corrida de policías, se reunieron cerca de 15 mil manifestantes proasilo bajo la consigna “corazón en lugar de odio”.
En contra partida Pegida pida la salida de la Canciler bajo el grito de “¡Merkel, fuera!, ¡Merkel fuera!”.
Dresde tiene sólo un 2,2% de extranjeros, según cifras oficiales, y ha sido la punta de lanza contra la inmigración desde países islámicos que por estos días vive un fuerte aumento debido a las oleadas de refugiados que llegan a Europa arrancando de la guerra y la sequía de Oriente y Africa próxima.
Según la prensa germana no hay claridad sobre la cantidad refugiados llegarán este año a Alemania, pero sea la cifra que sea —800.000, un millón o incluso 1,5 millones, según los cálculos más alarmistas—, la ola de refugiados ha situado al país ante un desafío histórico. Y frente a la tesis de la canciller Angela Merkel —que sostiene que Alemania es un país fuerte que va a saber salir de esta— las 20.000 personas que ayer llenaban la plaza de la Ópera de Dresde, según las primeras estimaciones aún no oficiales, exigían acabar con “el cuento de hadas romántico” que cuentan los políticos; y aplicar de inmediato “deportaciones masivas”, según el decálogo de peticiones con el que convocaron la marcha.