La Presidenta de la República ha debido una vez más, desmentir rumores sobre sus supuestos males de salud y planes de renuncia, que previamente el Vocero de Gobierno ha atribuido a la oposición, siendo que existen varias pruebas fehacientes, que los rumores y trascendidos han sido difundidos en parte, por la coalición gobernante.
Dados los deficientes resultados de las encuestas aplicadas a la sociedad chilena, el Gobierno ha decidido ceder ante las presiones que exigen cambios consensuados y escalonados de acuerdo a un calendario político, que recoja las múltiples observaciones que las reformas traen anexadas.
Es difícil que el Gobierno revierta el descontrol que se ha tomado la pauta nacional. Angela Jeria comentó a raíz del apoyo que ahora la Nueva Mayoría ofrece a su hija: “un poco tarde”. Y tal vez tenga razón.
El daño está hecho. La desconfianza se ha unido al pesimismo en una dupla letal para impulsar el crecimiento y la inversión. Los Secretarios de Estado tratan pero sin éxito, de repuntar. A Burgos se le ve cansado y con intervenciones cada vez menos planificadas.
La oposición en tanto, vive su propia debacle. Con índices de aprobación paupérrimos, no posee una agenda clara, en tanto los cuestionamientos a Piñera, un más que probable candidato del sector, no genera hasta ahora la unión que tuvo el conglomerado en el pasado, que lo llevara a la primera magistratura del país.
El terreno electoral pareciera estar preparado para un independiente que se sacuda del lastre de los diferentes escándalos políticos. Es en ese escenario que Marcos Enriquez Ominami apuesta su propuesta. Pero el camino no le será fácil. Su involucramiento hasta ahora parcial, en casos de corrupción no le augura un camino muy llano siempre y cuando apareciera un candidato limpio y experimentado como se trata de presentar Ricardo Lagos, a quién a su vez le sale al paso el magro resultado obtenido por su ahijada política y hoy Presidenta en ejercicio.
El elevado índice de ciudadanos desencantados es terreno fértil para nuevas ideas y conquistas. Pero el ciudadano en esas condiciones, no está disponible para la política tradicional, sino para aquellos candidatos que demuestren fehacientemente que su interés en el servicio público es real y eficiente.
En un país donde existen políticos que han convertido el servicio público en un trabajo estable y bien remunerado, la hora del recambio parece haber llegado.
Ojalá la ciudadanía demuestre su molestia inteligentemente, esto es, concurriendo masivamente a votar en contra de aquellos a los que su desidia les conviene, puesto se perpetúan en cargos en los cuales además, no hacer aporte alguno.
La hora del cambio político pareciera haber llegado. Aun cuando creamos que la Presidenta continuará hasta el final, su indefinida estrategia arrojará desastrosos resultados para el ambiente eleccionario que buscará definitivamente una modificación del estancamiento en que Chile pareciera haber caído.
Aquel ciudadano con verdadero sentido cívico comenzará a exigir lo que por derecho le es propio y le ha sido vedado durante mucho tiempo.
Los políticos tienen ahora la palabra.