Se le preguntó e insistió, pero el subsecretario de Redes Asistenciales, Arturo Zúñiga, se negó a responder el cuestionamiento de la prensa acerca de la historia de los ventiladores mecánicos que el ministro Jaime Mañalich anunció el pasado 19 de marzo, anuncio que ayer domingo hizo crisis con las respuestas del embajador de la República Popular China en nuestro país, Xu Bu, y las propias palabras del titular de Salud.
La historia previa condensada en la consulta periodística era clara: El ministro Mañalich señaló el 19 de marzo que el gobierno chino haría una donación de mil ventiladores mecánicos, ello luego de sostener el día anterior una reunión con el embajador Xu Bu; posteriormente, el 4 de abril en su cuenta personal de twitter corrigió su cifra a 500 y aquel mismo día hablaba de las coordinaciones con la FACh para traer dichos equipos desde oriente; ayer domingo, en un artículo periodístico, el propio ministro habló finalmente de 60 ventiladores donados por el gobierno chino, pero involucrando a la Cámara de la Producción y el Comercio (CPC), que sería la institución que estaría finalmente detrás de esa donación por medio de una compra de US$ 9 millones en este tipo de equipos en el país asiático.
Lo peor de todo es que el asunto está revelando un errático manejo comunicacional del Ministerio de salud en el tema de los ventiladores mecánicos (y que hasta el sábado parecía discurrir por un carril controlado), al tratar de ocultar que los equipos eran en realidad una donación de la CPC y no de China, en contra de todo el discursos previo e casi un mes del propio ministro.
La repuesta por las nubes
El subsecretario Zúñiga, interpelado directamente, señaló en principio que iba a «intentar clarificar, obviamente manteniendo bajo reserva toda información que sea estratégica para nosotros en el sentido de conseguir una mayor cantidad de ventiladores que lleguen a nuestro país», luego de lo cual pasó a una exposición de los ventiladores que están llegando (señalando la cifra hasta el momento en 46, sin querer aclarar el origen de la adquisición de los mismos), y que se están distribuyendo en el país «principalmente a las regiones que obviamente lo han necesitado», además del total de estos equipos y los traslados de pacientes (esto último complemento improcedente para lo que se estaba consultando).
Seguidamente, añadió que «estamos en conversaciones constantes con la CPC, estamos en conversaciones constantes con distintas embajadas , con distintos proveedores. Más detalles acerca de esto no vamos a entregar«, para pasar a hablar de los proyectos que impulsa el Ministerio de Ciencia.
Al insistírsele que respondiera sobre si hubo una inconsistencia cuando se hablaba primero que la donación venía primero del gobierno chino y, finalmente, se supo que venían a través de una donación de la CPC (en una cantidad muy inferior a la anunciada preliminarmente), terminó reiterando que «voy a ser bien claro en esto, lo hemos dicho en oportunidades anteriores, no me voy a referir a la forma el lugar, el proveedor, el financiamiento de cada una de estas acciones que estamos realizando«.
La negativa del subsecretario a responder, y las numerosas vueltas que le dio al asunto el propio ministro Mañalich ayer domingo (acusando abiertamente, incluso, a la prensa de mentir), no se condicen con la urgencia que el tema de la disponibilidad de ventiladores mecánicos tiene actualmente para el país. Peor aún, han sido las propias autoridades sanitarias las que, correctamente, advirtieron que a nivel mundial existe una carrera (muy sucia por lo demás) para adquirir a la mayor brevedad estos equipos y que por ello (nuevamente acertados otra vez), se tomaban las medidas de secretismo en torno a los embarques; pero el Gobierno ha llegado al punto de negar, ocultar o, quizás, mentir, sobre un tema que ellos mismos han anunciado públicamente y que ahora se revela por lo bajo nebuloso y en el peor de los casos, extremadamente sospechoso.
Al final, la historia oficial sigue siendo la sumatoria de rumores de los que no se sabe si tienen o no fundamento, ya que han sido las propias autoridades las que se han negado a aclararlos.